viernes, 17 de febrero de 2017

la doctrina del error y del "si pasa, pasa"

hola Usbek
es el mejor equipo. El mejor equipo de simuladores, mentirosos, cínicos perversos.
Simulan errores por los que luego simulan pedidos de disculpa, y simulan cierto arrepentimiento. Pero atención, porque están agazapados tomando impulso para saltar de nuevo a la yugular de las víctimas.
Se presentan con modos suaves y edulcorados para lograr la captación positiva de la audiencia.
Ponen en juego la captatio benevolentiae por la que simulan una buena disposición para que la audiencia sea comprensiva con sus errores, siempre aduciendo el error con alguna excusa.
Como, por ejemplo, en este video.
Un presidente relajado, de buen humor, simpático. Que viene de "una reunión de los abanderados de la Argentina solidaria", como para aflojar una conferencia que tenía temas muy espinosos. 
La introducción nada que ver tiene con el motivo de la conferencia de prensa. Bien pensado: un tema de buena onda-amor-y-paz es un intento como para aflojar tensiones. 
Las primeras preguntas encontraron un presidente afable de respuestas light.
Con las últimas preguntas se evidenció una transformación o, mejor dicho, la aparición del verdadero rostro. 
Aquí el antes y del después.  Así comenzó la conferencia de prensa (foto de la izquierda) y así culminó (ante preguntas incómodas, se le borró el buen humor y la sonrisa). 


el video no nos deja mentir. Aunque el dicente sí incurrió en varias mentiras: 


distendido, luego de una semana de que se supieran los hechos relacionados con la condonación de 70.000 millones de pesos de la deuda que el Correo Argentino, reaparición el presidente. 
Con gesto amable, sonriente, transmitiendo confianza y alegría, tranquilidad. Con voz suave, de manera lenta, como hablándole a amigos y repitiendo consignas de campaña (cambio, la nueva Argentina que construimos entre todos, el timbreo, la alegría, los escucho y aprendo qué necesitan, vamos camino de la felicidad, nuestros queridos jubilados, no soy mago ni infalible, si me equivoco pido diculpas y corrijo esto es honestidad, la pesada herencia, ) y con gestos que acompañaban las palabras (llevarse las manos al pecho para manifestar preocupación o afecto, por ejemplo). Todo en un tono de falsa modestia que se rompió varias veces para destacar los logros de su gestión -que distan de la realidad que viven los ciudadanos-, y destacar el compromiso, la transparencia y la honestidad de su gobierno. Destacable. la culpa siempre le es ajena y lejana, la coloca en otros -sobre todo en la pesada herencia-. En él sólo son "errores" por los que sale a pedir disculpas, aunque orgulloso del equipo que tiene. 
Algunas preguntas lo descolocaron y le borraron la sonrisa poco a poco, pasando a la cara del verdadero Macri. Cara de disgusto. Trastabilló -y se notó en el balbuceo en la respuesta- con una pregunta del periodista de Diario Hoy de La Plata. Al habitual problema de dicción se le sumó ese balbuceo que trabó un tanto la respuesta, evidencia de cierta duda en lo que respondía (lo solucionó con una vuelta sobre slogans de campaña). Y la pesada herencia, recurso "de manual" para cada pregunta incómoda. 
 Hablando de errores, en este otro video un repaso de los "errores"



Aníbal Fernández, recordando a Walsh: ESCÁNDALO CORREO “…lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades”. Rodolfo Walsh A la Junta Militar en 1977 Cualquier similitud, es pura coincidencia.

Usbek, para pensar el tema te dejo este escrito de Edgardo Mocca.
Sinvergüenzas
¿Qué es un psicópata? Alguien que te miente mirándote a la cara. Que es simpático y seductor, tanto como superficial y egocéntrico. Esta inmunizado contra sentimientos tales como el remordimiento y la vergüenza. Desconoce límites éticos y no se enamora de nada salvo de sí mismo y su enfermedad. Es, ante todo, un negador. Niega el dolor ajeno y el propio. Niega el deber, niega el vivir juntos. Su mundo es el de la manipulación y la mentira.
No hay psicópatas puros. Todos tenemos algún gramo, somos "más o menos psicópatas". No se puede medir la psicopatía como se mide la fiebre o la presión. La medida del psicópata es el otro, en última instancia la sociedad.
¿Escucharon a Durán Barba ayer? Dijo que Macri no era empresario. Que no se ve nunca con el mundo de los negocios. Que no tiene nada que ver con el grupo Macri. Que todo lo que se dice de él son inventos kirchneristas. Igual que el invento del "chiflado Filmus" que se mandó mensajes denigratorios contra sí mismo y su padre y después le encargó a la SIDE (sí, a la Side) que instalara falsas pruebas en oficinas de él, de Durán Barba...
Personaje simpático y seductor este ecuatoriano. Y también mentiroso y manipulador. En fin, psicópata de los buenos.
Componen con Macri una dupla muy particular. Uno es el ideólogo, el otro es el práctico. Uno pone la cara (y gran parte de la guita), el otro lo ayuda en su lado débil: la explicación, los argumentos. Y el gobierno de Cambiemos (de Cambiemos, incluidos los restos descompuestos del partido radical) funciona a su imagen y semejanza. A aquellos a los que el grado de psicopatía no les alcanza, se les da rápidamente el pase a retiro.
Pero la psicopatía no es un fenómeno unitario. Hacen falta dos para que funcione. Hace falta alguien que actúe y alguien que le cree. No hay Hitler sin una sociedad alemana asustada, paralizada, embriagada que le dé la bienvenida. No hay Macri ni Durán Barba sin una parte importante de la sociedad argentina que los convoque y los escuche. Sin medios de comunicación convertidos en máquinas de mentir, sin jueces que vean a la justicia como un gigantesco y próspero negocio, sin políticos desvelados por el carguito, sin ricos desprejuiciados, sin pobres crédulos e indiferentes y sin gente de clase media asustada por los conflictos y conforme con la paz que da el dominio absoluto de los ricos.

Hace un tiempo tuvimos otra camada de psicópatas. Menem, Cavallo y algunos (como Sturzenegger) que sobrevivieron al colapso y reaparecen como si no tuvieran historia. Esa etapa terminó como terminó: chorros devuelvan los ahorros y que se vayan todos. Mucho me temo que una parte de aquellos indignados hoy hayan vuelto a comprar la misma mercadería en mal estado. Pero hay que ir para adelante. Lo que no se puede perder es la fe. Ni la paciencia. Ni la inteligencia. Como dice Serrat, hay que darse un abrazo y entrar en calor. Como los bancarios. Como los metalúrgicos que resistieron el cierre de Banghó. Como las mujeres movilizadas. Ojalá también como los trabajadores organizados en marzo. Como los que defendemos a Milagro y los que bancamos a Cristina. No hay unos que tienen que curar a otros de esta alucinación colectiva. Todos nos tenemos que curar entre todos. Escucharnos, sentirnos parte del mismo bondi, sabiendo que solamente se puede enderezar entre todos.
Sin odios personales, con odio por un sistema que es una gigantesca fábrica de psicópatas.
O, como les decíamos en el barrio, sinvergüenzas.

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