Usbek,
en ocasión de vetar la ley que intentaba proteger el empleo, el presidente macri eligió el escenario: el de la supuesta empresa caso testigo: Cresta Roja.
El escenario
la bandera argentina
el presidente y la gobernadora
de fondo: trabajadores de la empresa en cuyas caras no se refleja la alegría. Ninguna. Nada qué festejar
Afuera de la empresa los 2.000 trabajadores que no fueron reincorporados, y con apenas los REPRO para sostener sus familias.
Curiosa interpretación del diario de los Saguier-Mitre hoy al utilizar la expresión "ironías del destino". La protesta de los trabajadores -en estos momentos encadenados a los pilares del ministerio de economía- no es una ironía del destino sino el producto de una política de gobierno que, mientras anuncia y pone como ejemplo los supuestos beneficios alcanzados por los trabajadores a partir de las gestiones de la gobernadora y del gobierno nacional, por el otro oculta las condiciones en que dos tercios de los trabajadores de Cresta Roja siguen sin trabajo, sin obra social. Y que los que actualmente volvieron a trabajar a la empresa lo están haciendo en condiciones laborales muy "flexibles".
Uzbek se vio obligado a huir de su país. "Las leyes de China –escribe Montesquieu haciéndole decir a Usbek, eludiendo hablar así de las de Francia– mandan que quien falte el respeto debido al emperador sea castigado con la muerte. Como no definen en qué consiste esa falta, cualquier cosa puede dar pretexto para quitarle la vida a una persona a quien se tenga mala voluntad, y para exterminar a una familia entera" Cualquier parecido con la realidad no es casualidad
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