lunes, 4 de octubre de 2021

TELEFAX OCUPADO. Umberto Eco

Hoy plataformas como whatsapp, instagram, facebook se cayeron. Incomunicados, muchos voliveron a los sms. Es la paradoja de estas ideas de Umberto Eco:  


TELEFAX OCUPADO

El telefax es en verdad un gran invento. Para quien todavía no lo sepa, se coloca adentro una carta, se marca el número del destinatario y en pocos segundos ésta lo recibe. Y no sólo una carta, sino también dibujos, planos, fotografías, páginas de cálculos complicados que no pueden dictarse por teléfono. Si la carta va a Australia, el precio de la transmisión es equivalente al de una comunicación intercontinental telefónica de igual duración. Si la carta va de Milán a Saronno, es lo mismo, en términos de teleselección. Calcúlese que una carta de Milán a París, en horas nocturnas, cuesta más o menos mil liras.

En un país como Italia, donde el correo por definición no funciona, el telefax resuelve todos los problemas. Otra cosa que la gente común no sabe es que uno puede comprarse un telefax ara tenerlo en su dormitorio o para llevarlo de viaje, por una suma accesible. Digamos por un millón y medio o dos millones. Mucho si se trata de un capricho, poco si la actividad personal obligar a mantener correspondencia con muchas personas y en muchas ciudades.

Pero lamentablemente hay una ley inexorable de la tecnología: cuando los inventos mas revolucionarios se vuelven accesibles a todos, dejan de ser accesibles. La tecnología tiende a ser democrática porque promete a todos las mismas prestaciones, pero funciona únicamente si sólo la usan los ricos. Cuando la usan los pobres tiende a declinar

Cuando un tren empleaba dos horas para llegar de A a B, apareció el automóvil, que cubre la distancia en una hora. Por eso costaba muchísimo. Pero apenas fue accesible a las masas, las rutas se atascaron y el tren volvió a ser más rápido. Pensemos qué absurdo es apelar al uso de los medios públicos en la era del automóvil, pero con los medios públicos, aceptando no ser privilegiados, llegamos antes que los privilegiados.

En cuanto al automóvil, para que alcanzase el punto de colapso, se requirieron decenios y decenios. El telefax, más democrático (en efecto, cuesta menos que un automóvil) alcanzó el colapso en menos de un año. El correo ya resulta más rápido. Efectivamente el telefax estimula las comunicaciones. Si antes uno estaba en Molfetta y tenía un hijo en Sydney, le escribía, le escribía una vez por mes y le telefoneaba una vez por semana. Ahora, con el telefax, uno puede mandarle instantáneamente la primera foto de la primita recién nacida. ¿Cómo resistir a la tentación= Además, el mundo está habitando por personas, en número creciente, que quieren decirnos algo que no nos interesa: cómo hacer una mejor inversión, cómo adquirir un objeto, cómo hacerlos felices enviándoles una asignación, cómo realizarnos completamente participando de una reunión que mejorará nuestra profesionalidad. Todas estas, en cuanto saben que

tenemos un telefax, y desgraciadamente existen guías, entrarán en competencia ara enviarnos, a costos soportables, mensajes no solicitados.

El resultado es que uno se acerca por la mañana al telefax y lo encuentra hundido en mensajes que se han acumulado durante la noche. Naturalmente uno los tira sin leerlos, pero si entre tanto un íntimo quería decirnos que hemos heredado diez mil millones del tío de América, pero que tenemos que ver a las ocho a un notario, ha hallado la línea ocupada y el mensaje no ha sido recibido. Si esa persona tiene que encontrarnos, debe hacerlo por vía postal. El telefax se está convirtiendo en el canal de los mensajes irrelevantes, así como el automóvil se está convirtiendo en el medio para los traslados lentos, para quien tiene tiempo que perder y quiere permanecer largamente en largas colas escuchando a Mozart o a Sabrina Salerno.

¿Cómo reaccionar? Yo he pensado en hacer imprimir papel encabezado con el mensaje "fax no solicitado será automáticamente arrojado al ceso" pero no creo que baste. Si puedo darles un consejo mantenga el telefax desconectado. Si alguien debe enviarles algo tiene que llamar por teléfono y pedirles que lo conecten. Pero esto podría abarrotar las líneas telefónicos. Sería mejor si quien debe mandarnos un fax nos escribiese. Luego responderemos diciendo "envía tu mensaje por fax el lunes a las cinco, cinco minutos y veinte segundos, huso de París, cuando conecto el aparato únicamente por cuatro minutos y treinta y seis segundos". Pero entonces ¿para qué tener un fax?

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario